domingo, 3 de agosto de 2008

::Las neurosis freudianas.

Marité Colovini


Hemos trabajado la nosología freudiana y vimos que allí, se va prefigurando la tripartición en Neurosis, Psicosis , Perversión que finalmente va a perdurar como clásica en psicoanálisis.
Dentro de las neurosis, encontramos que Freud , a lo largo de su obra va a diferenciar la neurosis histérica y la obsesiva y también va a situar a la neurosis fóbica, que en los cinco psicoanálisis o historiales freudianos va a estudiar como neurosis infantil: El caso Hans (Juanito).

Desde muy temprano , Freud ha ido escribiendo sobre la neurosis histérica, que constituye el centro de sus preocupaciones clínicas desde su viaje a París.
Con respecto a la neurosis obsesiva, encontramos que Freud va a comenzar a hablar de ella principalmente cuando comienza a reflexionar sobre el síntoma.
Las Lecciones Introductorias al psicoanálisis (1916/17) son una serie de conferencias que Freud expone para intentar la transmisión de su descubrimiento. Ya en esa época, puede desarrollar cierta sistematicidad en su teorización, y este libro, conjuntamente con las Nuevas lecciones (otras conferencias que dicta cuando ya está enfermo de cáncer en 1932), pueden constituir una presentación bastante completa acerca de la obra freudiana.

En la lección 17, “El sentido de los síntomas”, es cuando va a utilizar ejemplos provenientes de la neurosis obsesiva. Vemos que allí, va a especificar lo que llama actos sintomáticos, fenómenos que pone en relación con los sueños, los lapsus y todos aquellos que constituyen la psicopatología de la vida cotidiana, de los que ya se había ocupado en lecciones anteriores.

Los actos sintomáticos van a ser diferenciados de los actos fallidos, en tanto éstos se caracterizan por tener cierta intencionalidad conciente, que se ve defraudada y fracasa en la realización del acto.
En los actos sintomáticos, en cambio, no fracasa ninguna intención porque son actos que, aparentemente por lo menos, carecen de un propósito deliberado.
Es por esto que, si en el acto fallido se puede ver claramente la transacción entre lo reprimido y la represión; en el acto sintomático no, porque aparentemente no hay conflicto ni confrontación. Se trata de cualquier acto, por lo general sin importancia o sin sentido aparente que, sin embargo, Freud no duda en incluir en la misma categoría de los otros fenómenos, es decir, también como transacciones.

Freud se detiene en un ejemplo de acto sintomático que no está tomado de la vida cotidiana sino directamente de su consultorio. Consiste simplemente en el hecho de que algunos pacientes, cuando entran en su consultorio, dejan abierta la puesta que comunica con la sala de espera.
No es nada más que esto que podría pasar desapercibido. Les recomiendo que lo lean, ya que leyéndolo pueden tener una clara idea acerca de cómo piensa Freud, cómo era en su vida, en sus actos, como procede cuando trabaja.
Es importante que no se detengan en el contenido de la interpretación freudiana, ya que tratándose de interpretación, justamente no es el contenido lo importante, sino precisamente aquello que se hace con la interpretación.
Fijense que Freud no dice: “Ud hizo tal cosa y eso significa que”, ni hace asociar al paciente con el acto. Freud lo toma como un acto y responde a él.
Sostiene que estos actos tienen un móvil, un sentido y una intención. (les aconsejo tomar estos términos para diferenciarlos)
Hay dos registros en la interrelación.
-significado: esto se relaciona con el contenido de la interpretación. (ver lo que Freud llama contendido del sueño en interpretación de los sueños. Es lo que está en el sueño pero deformado) la interpretación tiene que desandar el camino que el sueño recorrió para deformarlo para llegar a develar como era ese contenido sin la deformación que el trabajo del sueño impuso.
-articulación con el deseo inconsciente.(sentido) Este es el segundo paso de la interpretación.

Me he detenido en esta dos caras de la interpretación ya que es esto mismo lo que Freud hace con los síntomas obsesivos, en los que distingue estos dos registros.
¿Qué hace Freud con los pacientes que dejan la puerta abierta? Los interpreta, ya que les adjudica un sentido y una intención.
El significado que Freud adjudica es el de señalar que la sala de espera está vacía. Debemos suponer que la sala de espera de un médico prestigioso y respetado en Viena de comienzos del siglo pasado debía rebosar de pacientes. Freud entiende que dejan la puerta abierta para señalar que no hay nadie esperando en la sala de espera.
Pero más que interpretar, vemos que Freud responde. Otorga a este acto, aparentemente banal, la categoría de un acto: por inconsciente que sea su significado y su sentido, el móvil o la intención del paciente, responde exactamente como si fuera un acto totalmente deliberado e intencional.
“…no dejo nunca de hacerles notar su negligencia y exigir que la reparen…”
O sea, que Freud responde considerándolo un acto que, por más inadvertido e jnconsciente que sea, no deja de ser una ofensa y él hace lo que corresponde en cada caso.

Las obsesiones en la psiquiatría:

Como hemos venido trabajando, Freud parte de la nosografía de la psiquiatría de su época.
La categoría de la obsesión no tiene la antigüedad de la histeria que, como se sabe, es varias veces milenaria. La psiquiatría había comenzado a construir esta entidad apenas una década antes de que Freud iniciara su trabajo en estos temas y fue introducida en la nosología como “locura de duda” y “delirio de tacto”.
A pesar de este empleo reciente, la psiquiatría había producido una descripción bastante precisa de una serie de síntomas destacando no solo las ideas y los actos compulsivos, sino otra característica que será considerada fundamental también por Freud: la duda, el estado de irresolución.

Qué de nuevo hay en la neurosis obsesiva freudiana?

En principio, la fundamental originalidad de Freud fue haber reunido en un mismo grupo a la N. histérica y a la obsesiva.
Con esto me refiero a la posición freudiana en cuanto a diferenciar neurosis y psicosis.
Reuniendo en un mismo grupo a la N.O y a la N. H., Freud nos va a decir que son de la misma naturaleza psíquica y que tiene un mecanismo común.
La nominación: neurosis (vimos que en la psiquiatría aparecía como locura o delirio) y la justificación de esta nueva denominación constituyen la invención de Freud.
Para la psiquiatría, en la medida que estos síntoma aparecían en el registro o área de lo mental, pertenecían a la locura. Vemos aquí en acción una oposición cuerpo/mente que no es una oposición freudiana. La oposición cuerpo/mente, soma/psique, es una oposición prefreudiana.
Freud reúne en el mismo grupo ( neuropiscosis primero y psiconeurosis después): histeria y obsesión.

La oposición neurosis –psicosis no está contraída sobre la oposición cuerpo/mente, de allí que la veremos reaparecer dentro de cada una de estas dos categorías clínicas, es decir, dentro de las psiconeurosis de transferencia: en el caso de la histeria los síntomas se manifiestan en el cuerpo y en la N. obsesiva en la mente, pero esto ocurre dentro del mismo grupo.
De un modo análogo, vemos reaparecer esta oposición dentro del grupo de las psicosis, ya que la paranoia se desarrolla fundamentalmente en el registro de lo mental: en el pensamiento y la acción, y en la esquizofrenia es el cuerpo el que está afectado, en el sentido psicoanalítico, cuerpo que no llega a constituirse. El llamado esquizofrénico, como dice Lacan, dispone de órganos pero no de un cuerpo donde poner esos órganos.

Es en este punto donde se ubica la originalidad freudiana: en el hecho de constituir esta entidad de la N. O. como tal, como una neurosis. Quizás a nosotros no nos asombre, ya que estamos acostumbrados a esta diferenciación, pero es importante recuperar la capacidad de asombro, para llegar a entender la osadía, la valentía y el respeto que Freud posee por sus propios descubrimientos clínicos, ya que como alguna vez les dije, para que el psicoanálisis perdure, es necesario contar con psicoanalistas que puedan sostener sus ideas aún en contra de lo prevalente en su medio.

Lacan tiene una fórmula para referirse a lo que ocurre cuando algo empieza a circular y deja de llamar la atención, y se entiende el significado de lo que se dice, pero se ha perdido la dimensión del acto de decir: “El decir queda olvidado detrás de lo que se dice en lo que se escucha”. Es una distinción lacaniana entre el dicho y el decir.
El dicho (el enunciado) es el contenido de lo que se dice. Muchas veces no hay otro remedio para ubicar la dimensión del acto que partir del enunciado, pero conviene no quedarse allí sino seguir hasta la enunciación.
Es lo que se propone Lacan con la obra de Freud: no repetir como loros lo que Freud decía, sino recuperar la dimensión del acto: este es el verdadero “retorno a Feud”, consigna lacaniana.

Para acentuar esta originalidad, vamos a citar a Freud:

“…he descubierto examinando su mecanismo psíquico que las obsesiones se hallan enlazadas a la histeria más íntimamente de lo que se cree. La histeria y la neurosis obsesiva forman el primer grupo de los grupos de neurosis por mí estudiadas.”(La herencia y la etilología de las neurosis).

En el texto sobre La neurosis de angustia, capítulo “Relación con otras neurosis”, Freud dice:
“…si nos retractáramos de reconocer la neurosis obsesiva, el carácter de una entidad independiente, tendríamos que renunciar, para obrar consecuentemente, a la separación tan trabajosamente lograda de la histeria con la neurastenia.”

Se ve bien cómo Freud insiste desde el primer momento de su obra en que los dos movimientos son simultáneos y solidarios,:

1-extraer la obsesión desde el vago campo de la psicosis para reconocerla como neuropsicosis, es necesario para
2-extraer la histeria del campo de las neurosis y diferenciarla, como neuropsicosis ella también, de la neurastenia.

Por el contrario, la psiquiatría que precede a Freud se ve obligada a negar esta relación. Se ve obligada en tanto es una consecuencia de la posición empirista.
Lo que opera es la oposición entre el método descriptivo y el método psicoanalítico. Por su método descriptivo, la psiquiatría no pudo dejar de observar esta solidaridad entre histeria y obsesión y sin embargo no estaba en condiciones de reconocerla.

Textos freudianos:

Los principales textos en donde Freud se ocupa de la neurosis obsesiva son:

1984: Las neuropsicosis de defensa.
1985. Obsesiones y fobias. 1986. Nuevas observaciones sobre las neuropsicosis de defensa.
1907. Actos obsesivos y prácticas religiosas.
1909: Observaciones sobre un caso de neurosis obsesiva, ( Hombre de las ratas.)
1912713.Totem y tabú.
1913. La disposición a la neurosis obsesiva.
1916/17 Lecciones 16 y 19 de Lecciones introductorias al psicoanálisis.
1916: Sobre las transmutaciones de los instintos y especialmente del erotismo anal.
1926: inhibición, síntoma y angustia.

En este último texto, aún prosiguiendo las hipótesis anteriores, Freud se ve obligado a transformarlas a partir de Más allá del principio del placer, así como de las observaciones producidas a partir del Edipo femenino, tales como el lugar central que adquiere la castración y la angustia de castración. Como consecuencia en Inhibición,síntoma y angustia; Freud propone que en las distintas estructuras neuróticas: histeria, obsesión y fobia; la castración y la angustia de castración constituyen el núcleo de la problemática de la neurosis.

Las neuropsicosis de defensa

Este es el texto fundador de la comunidad nosológica entre histeria y neurosis obsesiva.
Al delimitarlas como dos formas de las n. de defensa (la tercera en este texto es la psicosis alucinatoria) asienta su formulación en el mecanismo psíquico de formación de síntomas denominado: defensa.
Este es el rpimer momento en que Freud construye la secuencia de momentos de un mismo mecanismo psíquico, que da cuenta simultáneamente de la formación de los síntomas histéricos y obsesivos. Se trata de una construcción y no sólo de una descripción.

Veremos estos momentos:1- Agrupamiento nosológico:
La denominación neurosis obsesiva no es aún usada por Freud en este texto, lo hará en el año siguiente en el artículo sobre la neurosis de angustia. Aquí utiliza la fórmula fobias y representaciones compulsivas que debe considerarse como equivalente.
O sea: aquí, los síntomas estudiados como síntomas fóbicos son síntomas obsesivos.

Llamo la atención a la prioridad explicativa ortorgada en el párrafo introductorio a la N. O. sobre la histeria. Freud afirma haber construído primero la teoría de las obsesiones y por extensión haberla aplicado a los síntomas de la histeria, de donde resulta una modificación de la teoría.
Sabemos que cronológicamente esto no es cierto. Pero retroactivamente, por una necesidad estructural, se impone un orden inverso.
Con este argumento, no necesita presentar la naturaleza psíquica de la histeria como un postulado inicial, sino que la deriva, la deduce, de la teoría de las obsesiones. Que esta es la lógica que preside el párrafo introductoria, se conforma en su parte final, donde se ve que si incluye dentro de las neuropsicosis una entidad tan disímil como la psicosis alucinatoria, lo hace para apoyar este mismo propósito.

“El detenido estudio de varios enfermos nerviosos aquejados de fobias y representaciones obsesivas nos sugirió un intento de explicación de esos síntomas, que ulteriormente nos ha permitido descubrir el origen de tales representaciones patológicas en otros nuevos casos, razón por la cual lo creemos digno de publicación y examen. Simultáneamente a esta teoría psicológica de las fobias y las representaciones obsesivas, resultó de nuestra observación de los enfermos una aportación a la teoría de la histeria, o más bien una modificación de tal teoría, modificación que responde a un importante carácter común a la histeria y a la neurosis mencionada. Hemos tenido, además ocasión de penetrar en el mecanismo psicológico de una forma patológica de innegable carácter psíquico, y al hacerlo hallamos que la orientación de nuestro nuevo punto de vista permitía establecer un visible enlace entre tales psicosis y las dos neurosis a que nos venimos refiriendo. Al final del presente ensayo expondremos la hipótesis auxiliar, de la que en los tres casos indicados nos hemos servido".

Anotemos que ya Freud utiliza aquí el término neurosis para abreviar neuropsicosis cuando se refiere a la histeria y la obsesión: las dos neurosis ya indicadas.

En cuanto al mecanismo de la formación de síntomas, conviene dividirlo en dos puntos:

2- la predisposición: Constituye la primera fase, la operación inicial del mecanismo de formación de síntomas y consiste en una disociación de la conciencia.
Esta noción proviene de la psiquiatría contemporánea a Freud. Lo original de Freud es afirmar que se trata de una operación y no de un estado, o más precisamente del efecto de una operación.
Esto es importante, ya que Freud se opone, entre otras cosas a la teoría de la degeneración como etiología de las neurosis.
Si esta disociación no es un rasgo primario debe explicarse de dónde proviene.
Freud propone que surge como efecto de un acto de voluntad y agrega que produce una consecuencia que es distinta del propósito inicial.
Cuál es este propósito? Ante una representación inconciliable que produce un afecto penoso, el enfermo decide olvidar. Esta decisión, a su vez es la consecuencia de un acto previo: la expresión de una renuncia al esfuerzo de solucionar la contradicción: “no confiando en poder resolver con su yo, mediante un trabajo de pensamiento, la contradicción que esa representación inconciliable le oponía”.

El neurótico juzga a su yo impotente, y con esa declaración de impotencia pretende justificar su renuncia a resolver una contradicción.
Estamos aquí en el registro de la ética: por eso ubicamos esta operación inicial, la fase cero, podríamos decir de la formación de síntomas, bajo el rubro de la predisposición. Esta posición inicial no es ni normal ni patológica, se trata de una cuestión ética, la patología es la consecuencia.
El psicoanálisis es una ética de las consecuencias, ya que no permite decir: “mi intención era tal pero nos sabía que la consecuencia sería tal otra”.
Justificarse en el “no sabía” no es posible. La hipótesis del inconsciente lo impide.

3- El mecanismo de la formación de síntomas: para dar cuenta de este mecanismo Freud formula una serie de hipótesis que sólo voy a enunciar:

a) el intento de olvidar. Considerar la representación inconciliable como non arrivée. (esto es imposible ya que no puede borrarse)

b)hay un equivalente que puede sustituir parcialmente esa tarea imposible: debilitar la representación separándola del afecto)

c) la representación así debilitada queda excluída del trabajo de asociación.

d)Se ha generado un nuevo problema: qué hacer con el afecto, con la suma de excitación libre.

e)en la histeria, la suma de excitación se traslada al cuerpo: conversión.

f) en la N. O el afecto permanece en lo psíquico y por un falso enlace es asociado con otras representaciones que, por esta razón, se transforman en representaciones obsesivas.

De este modo Freud da cuenta con un mecanismo único de los síntomas obsesivos e histéricos. El mecanismo difiere sólo en su fase final: conversión en un caso, falso enlace en el otro.

Dos años más tarde Freud escribe Nuevas observaciones sobre las neuropsicosis de defensa.
De la comparación entre los dos textos podemos precisar que el primero es metapsicológico y el segundo es clínico. Los dos trabajos deben considerarse en total continuidad. Corresponden a un conjunto con el que Freud se proponía preparar un tratado general al que quería dar el título de Psicología y psicoterapia de las neurosis de defensa.
En los prácticos uds. van a leer ambos textos, , ya que las diferencias entre uno y otro no resultan sin consecuencias para la posición relativa de la histeria y la N. O.
En el primero la histeria es colocada en dependencia de la N. O. Esto es asi ya que el interés es colocar en un mismo grupo nosológico las dos neurosis y la argumentación está centrada en demostrar un mismo mecanismo psíquico para ambas, lo que impone una lógica que conduce a deducir la histeria de la neurosis obsesiva.

En el segundo, es la orientación clínica la que impone la dirección y allí nos encontramos con una dirección inversa: es la neurosis obsesiva la que es presentada en una posición dependiente de la histeria.
En este texto, Freud propone una etiología específica para este grupo nosológico, relacionada con las experiencias sexuales infantiles, traumáticas.
Es decir, que la hipótesis inicial sobre el comienzo de la defensa por un acto voluntario se torna más compleja al imbricar en el comienzo de este mecanismo, para ambas entidades histeria y neurosis obsesiva, una etiología traumática que debe ser considerada en dos tiempos.
Dentro de esta etiología, la especificidad que atribuye Freud a la N.O. se caracteriza por dos rasgos: En la obsesión predomina la actividad en la experiencia sexual infantil, no la pasividad como ocurre con la histeria; y esta experiencia ha sido vivenciada y llevada a cabo con placer. (participación gozosa, dice Freud)
Freud aclara, y en este punto conviene detenerse, que en todos los casos de N. O. hay en el trasfondo, síntomas histéricos.
Como entender este tema de la pasividad-actividad? Conviene leerlo como seductor-seducido.
Creo que podemos inferir que Freud nos propone considerar que toda experiencia sexual infantil presupone siempre una vivencia de seducción. Es decir, una experiencia en la que el sujeto es pasivo, es objeto de la seducción del otro.
Aquí podemos hacer una relación con lo que Lacan plantea como la experiencia del deseo del Otro. Esta experiencia es siempre traumática y genera angustia. Por eso Lacan ubica allí el afecto de la angustia al punto de constituir su misma definición: la angustia es la manifestación de deseo del Otro. Subrayo que no se trata de la respuesta del sujeto a la manifestación del deseo del Otro sino que es la manifestación del deseo del Otro.
Es conocido que más tarde Freud abandona esta teoría de la etiología traumática de las neurosis. En realidad es que lo que sucede es que deja de creer en sus neuróticos, no da por cierto que estas experiencias constituyan hechos ocurridos, se podría tratar de cualquier experiencia modulada de un modo especial por la fantasía del sujeto.

La noción de fantasía pasa a primer plano y junto con el deseo, las fantasías de deseos constituyen en el sistema freudiano la realidad psíquica. De modo que lo que se ha llamado un abandono, es justamente lo inverso: es la extensión, la generalización de la teoría traumática.

El momento del encuentro con el deseo del Otro es un momento traumático necesario, determinado estructuralmente, aunque en cada sujeto resulte modulado por las vicisitudes singulares de su historia. No lo podemos anticipar cronológicamente, pero se debe suponer que en algún momento ocurre, que se trata de una necesidad estructural en relación con la cual se ubica la noción de fantasías originarias, una de las cuales es la fantasía de seducción.
Si bien en Inhibición, síntoma y angustia, Freud propone para la N. O. la noción de regresión desde la organización genital hasta la organización anal, también allí hace la misma referencia a esta común relación entre las dos neurosis.
A lo largo de su obra Freud mantiene la hipótesis de una relación entre N.H. y N. O. La histeria es así primaria.
Esta cuestión reaparece en Lacan cuando formula como uno de los cuatro dicursos el discurso de la histeria. No escribe el discurso obsesivo o el fóbico.
Así podemos entender esta afirmación de Freud en el hombre de las ratas, cuando dice que la N. O. es un dialecto, es una forma, una variedad de la histeria.

Como vemos, la oposición obsesión-histeria no es excluyente.
Esto es muy distinto a lo que ocurre con la oposición neurosis – psicosis.
Proseguiremos en la clase que viene trabajando esta última oposición.