domingo, 8 de junio de 2008

::La nosografía freudiana.

Marité Colovini

En la clase anterior he presentado el modo en que Freud fue construyendo la psicopatología que podemos llamar psicoanalítica.
Enfatizé la específica manera de la teorización freudiana subrayando el hecho de que el saber psicoanalítico es aquel que se segrega de la experiencia.
Por otro lado, avanzamos en cuanto a las particularidades espistémicas de la investigación en psicoanálisis, y al carácter inacabado de la teoría psicoanalítica, en tanto no hay manera de recubrir lo real ni a partir de lo imaginario ni a partir de lo simbólico.

Hoy vamos a detenernos en detallar lo que hemos trabajado como la psicopatología freudiana, y en las consecuencias que de ella se desprenden para la teoría psicoanalítica y la dirección de la cura.
Podemos plantear que encontramos en Freud los siguientes grupos:

1-Psiconeurosis

2- Neurosis actuales.

3-Neurosis narcisistas.

4- Perversiones.


Dentro de las psiconeurosis, especificamos:
a-neurosis histérica.
b-neurosis obsesiva.
c-neurosis fóbica

Las psiconeurosis son el primer grupo estudiado por Freud, enfatizando con ese nombre la dimensión psíquica en la cual se desarrolla el conflicto responsable de sus manifestaciones.
Recordemos que este grupo fue aislado de aquellas otras patologías que tenían etiología y lesiones a nivel del cuerpo, del organismo.
Para ir delimitando la especificidad de las psiconeurosis le fue necesario a Freud precisar la noción de un aparto psíquico.
Esta teorización, que se inicia a tempranamente, y que cuenta con nociones de la psicología de su época, puede rastrearse a nivel de:-las cartas a Fliess.
-el Proyecto de una Psicología para neurólogos.
-Los estudios sobre la Histeria.
-la Interpretación de los sueños.
Hasta aquí, podemos situar lo que se llama: Primera tópica. Esta se constituye con tres instancias: Conciente, Preconciente e Inconsciente. Lo que diferencia estas instancias es la represión, mecanismo fundamental que, operando sobre una representación, la deshace del afecto y la mantiene en el Inc.
Habiendo partido Freud de un modelo físico-fisiológico del psiquismo, concepción mecanicista heredada de la psicología de su época, va evolucionando hacia una intelección cada vez más fina de los fenómenos psicológicos. Tenemos que recordar que, paralelamente a sus explicaciones teóricas, su técnica se depura: abandona al principio la sugestión y después la hipnosis, reduce sus maniobras a algunos procedimientos cuya naturaleza de ningún modo desconoce e insiste cada vez más en la calidad de la relación entre el terapeuta y el paciente.

Desde el incio, Freud captó en la causación de los síntomas histéricos el aspecto esencial que hallará a todo lo largo de su búsqueda y que pensará a través de diferentes modelos: allí se despliega un proceso con todas las apariencias de una causalidad material, en la medida en que su significación psicológica no agota ni su lógica ni su funcionamiento. Por cierto, se trata de hechos mentales, pero no de hechos concientes, ni incluso de hechos de sentido. Es preciso buscar sus leyes, sus regularidades de funcionamiento. De esto proviene la necesidad de modelos figurados del tipo aparato o máquina.

Las psiconeurosis fueron también llamadas por Freud neurosis de defensa.
En el Manucrito del 1 de enero de 1896 llamado “Un cuento navideño” desarrolla su teoría sobre las neurosis de defensa. : “se trata de un esfuerzo voluntario para rechazar un recuerdo penoso, y la neurosis proviene de ello”.

Aquí vemos la teoría del trauma de contenido sexual y acontecido en la época infantil presexual y que con la pubertad adquiere significación sexual,( “Gracias al cambio debido a la pubertad el recurso desplegará una potencia que falta por completo en el acontecimiento mismo; el recuerdo actuará como si fuese un acontecimiento actual, o sea habrá acción póstuma de un traumatismo sexual”) también llamada teoría de la seducción. También para la neurosis obsesiva la causa es una experiencia infantil, sólo que en este caso el sujeto ha participado activamente, con frecuencia como seductor de otro niño, y de la que obtuvo goce. Las ideas obsesivas aparecen en el análisis como sustituto deformado de “reproches que el sujeto se dirige a causa de este goce sexual anticipado”.
En síntesis, se trata para las neurosis de defenderse contra la sexualidad, pero una sexualidad anticipada en los dos casos, y por eso mismo traumática.

Por distintos argumentos teóricos, la noción de defensa va a sustituirse por la de represión, que convienen más a la explicación que Freud requiere para el mecanismo fundamental de las neurosis.
Si bien la teoría de la seducción también fue luego sustituída , constituyó sin duda el primer encuentro freudiano con la sexualidad infantil.

El Proyecto de Psicología para neurólogos (1895) constituye un primer modelo psicoanalítico y no psicológico del psiquismo. Lo atestigua esencialmente lo que constituye su núcleo: la teoría del proceso primario y el principio de inercia, que dan estatuto teórico al funcionamiento inçonsciente y representan el punto de clivaje fundamental respecto al modelo de los Estudios sobre la histeria. En cuanto a la teoría de la represión que explica al mismo tiempo su especificidad sexual, seguirá siendo, durante mucho tiempo un ideal nostálgico en la búsqueda freudiana.

En 1896, escribe la carta 52 y allí complejiza el aparato que había intuído en el Proyecto, proponiendo una serie de registros sucesivos de recuerdos perceptivos que se establecen a partir del sistema percepción-conciencia.
Les recuerdo brevemente que se trata de tres sistemas:-el primero, totalmente incapaz de convertirse en conciente y dispuesto según asociaciones simultáneas: signos de percepción.
-el segundo, el inconsciente: dispuesto según otras asociaciones (relaciones de causalidad), es decir relaciones de sucesión temporal .
-el tercero, el preconciente, es una transcripción ligada a las representaciones verbales y que corresponde a nuestro yo oficial. Lo sigue en el esquema un segundo sistema conciente que no es más que la repetición del sistema percepción.
Estos registros se transcriben en los sucesivos sistemas, y a la falta de traducción le llama represión. El motivo es el displacer. Ya aquí no hay neuronas como en el Proyecto, y a partir de aquí, Freud construirá aparatos mentales.
Asistimos a una nueva psicología, que Freud llamará más tarde Metapsicología.

La Interpretación de los sueños apareció en 1900 . En el capítulo 7 encontramos una nueva teoría del aparto mental. A partir del carácter alucinatorio del sueño se introduce la idea de un lugar psíquico. Freud rechaza la noción de localización anatómica con el fin de no salir de un terreno psicológico: se trata de producir un modelo analógico de una topografía mental. Así pasa de las metáforas eléctricas a la imagen de un aparato óptico cuyos lugares son virtuales.
Se trata de un aparato compuesto por varios sistemas y cuya estructura se orienta desde un extremo perceptivo hasta un extremo motor.
Por otro lado, a partir de este libro, la noción de deseo se impone como central: “el sueño es una realización de deseo”.

Al año siguiente, escribe Psicopatología de la vida cotidiana y allí plantea que los procesos psíquicos que están en la base de la patología aparecen así como de la misma naturaleza que los que estructuran la vida mental del
hombre llamado normal.
En adelante, el desencadenamiento de la neurosis depende de una ruptura del equilibrio: “Cuando el deseo inconsciente reprimido es reforzado orgánicamente y presta fuerza nueva a sus pensamientos de transferencia (sustitutivos) de manera que ellos pueden intentar penetrar pro la fuerza (en el preconciente) hay entonces refuerzo de la oposición del preconciente a los pensamientos reprimidos (contrainvestidura) y después transacción, pasaje de los pensamientos de transferencia (cargados de deseos incoscientes) bajo una forma intermediaria y creación del síntoma”.

Destaco como muy importante que de aquí en adelante el modelo teórico freudiano es tan significativo para la psicología normal como para la psicología de las neurosis. Permite conceptualizar la identidad de ambas, una de las adquisiciones fundamentales del psicoanálisis.

Los tres registros metapsicológicos se han diferenciado ya suficientemente de sus modelos originarios como para representar las grandes dimensiones fenomenológicas de la clínica psicoanalítica:
-el conflicto psíquico (punto de vista dinámico)
-la existencia del inconsciente, sus leyes y su relación con la conciencia (punto de vista tópico)
-la gravitación de las relaciones de equilibrio y de importancia relativa de los móviles psicológicos en juego en el conflicto, así como su indestructibilidad y la equivalencia de sus manifestaciones directas o deformadas (punto de vista económico).

Cuando en 1905 Freud estudie la sexualidad infantil y la describa como perversa , polimorfa y autoerótica, añadirá a su teorización de las neurosis que: “los neuróticos permanecen en el estado infantil de la sexualidad o vuelven a caer en ese estado”. De modo que uno se ve remitido hacia la determinación de las perversiones sexuales, respecto de las cuales las neurosis no son más que el reverso.
Pareciera que Freud se atiene a una teoría evolucionista de la sexualidad, y en tanto cobra importancia el aspecto pulsional en su teoría, se producen deslizamientos que pueden ser interpretados como biologistas. Más que nunca subraya la semejanza de las neurosis con los fenómenos de intoxicación y abstinencia, de manera que en las neurosis actuales podemos reconocer los efectos somáticos de los trastornos del metabolismo sexual y en las neuropsicosis los efectos psíquicos de esos mismos metabolismos.
Es a través de la teoría que va haciendo de su técnica que encontramos la contrapartida intelectualista de esta tendencia biologizante y evolucionista.


La introducción de la noción de narcisismo y un nuevo análisis de la estructura y el funcionamiento mental, realizan una mutación muy importante en la segunda década del 1900. El fantasma avanzó cada vez más al `primer plano de la exploración psicoanalítica como encarnación privilegiada (representante psíquico) de la pulsión y matriz del síntoma.
Esta nueva orientación tiene su fuente en los contactos que en 1909 Freud mantenía con la escuela de Zurich, esencialmente con Jung y accesoriamente también con Bleuler y Abraham.
Esta mutación teórica se forjó alrededor de un terreno también psicopatológico: el problema de la psicosis. El debate se refiere primero a la autonomía nosográfica de la demencia precoz (esquizofrenia) con respecto a la paranoia. La posición de Freud en lo esencial se corresponde con el análisis que desarrollará del presidente Schreber. Su idea básica es que se trata de una sola entidad, de un solo proceso patológico, cuya versión completa, canónica es la paranoia (en el sentido kraepeliniano):”la paranoia sigue siendo el concepto teórico; la demencia precoz parece ser en efecto una expresión clínica.”
Freud expone sus ideas básicas en una carta de abril de 1907 que acompaña de un manuscrito redactado en el mismo momento y en la carta siguiente del 23 de mayo. Allí Freud establece que (en la paranoia) a continuación del conflicto” la libido es retirada al objeto…..la hostilidad hacia el objeto que se manifiesta en la paranoia……es la manifestación endógena de la desinvestidura libidinal….la investición retirada del objeto es vuelta hacia el yo, es decir, se convierte en autoerótica. Así, el yo paranoide está sobreinvestido, egoísta, megalómano. La libido abandona la representación del objeto la cual despojada de la investidura que la designaba como interior, puede ser tratada como una percepción y proyectada hacia el exterior.

En las primeras líneas de Formulaciones sobre los dos principios del funcionamiento psíquico (1911) Freud dice: “El neurótico se aparta de la realidad porque- en todo o en parte- le resulta insoportable. ….de ello resulta para nosotros la tarea de realizar investigaciones acerca del desarrollo de la relación del neurótico y del hombre en general con la realidad y la de incluir así la significación psicológica del mundo exterior real en el ensamblaje de nuestra doctrina.”
Luego de describir dos tipos de procesos, uno primario autístico, que no tiene en cuanta a la realidad y otro secundario, donde se realiza penosamente el aprendizaje de la acción en tanto que apunta a una transformación apropiada de la realidad; Freud adscribe a los restos de cierta actividad del primer modo de funcionamiento que queda escindido del principio de realidad, a la actividad fantasmática, que empieza a manifestarse ya en los juegos de los niños y que más tarde, continuada como ensueño diurno, renuncia a apoyarse en objetos reales.

Casi en el mismo tiempo, Freud opuso en sus análisis dos grupos pulsionales: las que sirven a la sexualidad y las de autoconservación.
Siguen siendo las particularidades del desarrollo psicosexual las que explican la psicopatología, pero lo hacen a través de un análisis que privilegia la tendencia autística y desadaptada de la pulsión sexual, su afinidad con la satisfacción autoerótica y fantasmática, su parentesco con el sistema inconsciente y sus dependencias. Volvemos a encontrar aquí el lazo entre el inconsciente y la sexualidad. pero en adelante, el proceso de regresión funcional puede apuntar tanto a la libido como a las pulsiones del yo. (Por ejemplo, la amencia de Meyner, por ejemplo, sería el punto extremo del proceso de regresión del yo )
Además, Freud extrae de ese modo de ver las dos secuencias paralelas del yo y de la sexualidad una nueva hipótesis respecto a la elección de la neurosis: cada etapa de ese proceso, cada desfasaje en la sincronización de las dos series proporciona el germen de una disposición neurótica cuya forma depende del momento del impacto patógeno.


En el momento mismo que publicó las Formulaciones (1911) Freud se esforzó por refinar su teoría de las psicosis, aprovechando el análisis del caso Schreber (1911) en el cual introduce el término y la noción de narcisismo. “Estadio por el que pasa la libido en el curso de su evolución desde el autoerotismo hasta el amor objetal.” Pero si bien se demarca a partir del esquema teórico de la evolución de la libido, el narcisimo lo desborda lo suficiente como para solicitar incesantemente una conceptualización más amplia. Así, el narcisismo aparece finalmente como el complemento libidinal de las pulsiones egoístas.
Esto conducirá a una reformulación de la instancia del yo, que verá la luz luego de 1920., a partir de la nueva teoría de la angustia, el más allá del principio del placer, la segunda tópica y la nueva dualidad pulsional: pulsión de vida y pulsión de muerte.
En la próxima clase abordaremos las consecuencias clínicas de estas nuevas nociones.