miércoles, 12 de octubre de 2011

Entrevista a Silvia Fendrick

23 de Enero de 2005 - Revista Viva
Anoréxicas, santas brujas
Por Ana Laura Pérez


Ante la idea de que la anorexia es una enfermedad de esta época, la psicóloga Silvia Fendrik destaca losa antecedentes históricos del problema.

Para hablar de anorexia, usted utiliza la figura de el país de Nuncacomer. ¿Cómo es y quiénes lo habitan?
Llamo así al país habitado por esos seres llamados anoréxicos. No tiene fronteras y cualquiera que no coma puede adquirir carta de ciudadanía. Esos seres no son de otro planeta, sostienen que no hace falta comer para vivir y se los anuncia en todas partes: TV, shoppings, revistas o clínicas especializadas.

¿Y cómo se los identifican?
Sobre esos seres hay un montón de clichés que buscan crear una especia de imagen única, hay variantes: están las anoréxicas de belleza etérea, están las que tienen aspecto de brujas esqueléticas y están las que parecen muñecas bobas producidas en serie.

Con variantes, las anoréxicas se están convirtiendo en íconos de belleza…
La palabra ícono es reveladora. Según el diccionario es el intento de traducir una idea, la mayoría de las veces divina o diabólica. En el caso de la anorexia, se usa para vehiculizar la idea de enfermedad mortal. Sin embargo, la sintomatología asociada a la anorexia, es un fenómeno extremadamente complejo y de muy antigua data.

Pero se expresa de manera muy particular ahora.
En realidad se ignoran sus antecedentes históricos y se pretende hacerla pasar como una enfermedad producida por la persecución a ultranza de los ideales socioculturales de belleza establecidos en las últimas décadas del siglo XX. Es una idea compartida por los expertos y el gran público que una chica muy flaca es o está anoréxica.

¿Por qué se interpreta así a la anorexia?
Creo que se debe a la tendencia contemporánea de patologizar las conductas humanas que generan incertidumbre. Porque prácticamente no hay síntoma, angustia o ilusión, tanto en la enfermedad como en la salud, que no afecte la función alimentaria.

¿Es posible ver en perspectiva las raíces de la negativa a comer de las chicas?
Más allá de los casos individuales, cuyo enigma es fundamental analizar en particular, es posible abordar el tema desde una perspectiva histórica que se pregunta por las vinculaciones entre las formas actuales de anorexia y las del ascetismo de las místicas.

¿Cuáles son esos vínculos?
Muchas chicas muy jóvenes ingresaban a los conventos para escapar de los matrimonios no deseados, los embarazos y de sus familias. ¿Pero qué pasaba cuando estaban en el convento? Se rebelaban contra las normas eclesiásticas y una de las formas más comunes de resistencia era el negarse a comer. Lo curioso es que el ascetismo religioso es un rasgo en común entre las místicas y algunas que luego fueron canonizadas como Santa Catalina de Siena, Santa Rosa de Lima o Sor Juana Inés de la Cruz. Sus testimonios son elocuentes y revelan la relación entre la privación alimentaria y la sexualidad. El estado de ayuno favorece el despliegue de un variado repertorio de fantasías eróticas.

¿Cómo es que incluye en el mismo análisis a las brujas del medioevo?
Para mí es un eslabón en la serie que va de las místicas del siglo X hasta las anoréxicas del siglo XXI. Y si bien el ícono de la bruja es el de una vieja decrépita, los documentos muestran que las castigadas por la Inquisición eran en su gran mayoría adolescentes. Además era común que se la acusara de negarse a comer, porque se interpretaba como prueba de la posesión diabólica.

Al decir que místicas, brujas y anoréxicas tienen una gran fortaleza, usted contradice una idea muy arraigada…
La de que son chicas débiles y sugestionables. También el lugar común de que esa conducta es una autoagresión y un camino al suicidio. Es un dato observable que el No de las chicas requiere enorme decisión. Nada hay más difícil de reeducar que una anoréxica, a no ser con métodos de fuerza. Y esta reeducación puede ser muy costosa: ¡Ahora la nena come, qué bien! Y en cualquier momento se desata otra crisis.

¿Cómo analiza usted el dato de que el primer psiquiatra que recomienda el uso de la fuerza para tratar la anorexia sea sospechado de asesinar mujeres?
Es completamente espeluznante, porque muestra que en el mismo momento en que la anorexia nace como cuadro psiquiátrico ya hay dos posiciones antagónicas: la del francés Jacques Lasègue que propone una conducta médica de acompañamiento, no instrusiva y la contraria, del inglés William Gull. Como para él la anorexia era mortal aconsejaba separar a las pacientes de sus familias e internarlas. La paradoja es que Gull es el principal sospechoso de ser Jack el Destripador, el asesino serial de mujeres.

Si la anorexia no es una epidemia ni es mortal y si las anoréxicas no son débiles, ¿qué debe hacerse con las chicas que presentan esos síntomas?
Forzar a alguien a comer nunca es una solución, aunque a corto plazo todo parezca bajo control. Nunca es una solución tratar de suprimir o reeducar un síntoma por la fuerza, porque un síntoma es la expresión subjetiva de nuestra vida psíquica, de nuestros conflictos, y no necesariamente un signo objetivo de la patología, ni menos aún del anticipo de una muerte anunciada. Los diagnósticos rápidos, los auto-tests y los tratamientos basados en amenazas son un retorno triunfal de los discursos pre-psiconalíticos, pre-psicológicos, pre-sociológicos y sobre todo pre-históricos. Analizar un problema no es sólo ofrecer un tratamiento psicoanalítico prolongado. Analizar es no simplificar lo que es complejo buscando culpables, poniendo etiquetas falsas y planteando otras falsas soluciones finales.

Quien, que
El país de Nuncacomer (del Zorzal) es el último libro de Silvia Fendrik, psicoanalista argentina especialista en desórdenes alimentarios. Fendrik es autora también de Psicoanálisis para niños (Amorrortu), Desventuras del psiconálisis (Ariel), Santa anorexia (Corregidor) y Psicoanalistas de niños (LetraViva). Sobre su especialidad suele dar conferencias y seminarios en instituciones del país y del exterior.